viernes, 10 de octubre de 2014

Llegando a las cabañas del tio

Ecuador es un país pequeño y se hace fácil recorrerlo, no solo por los cómodos precios en el transporte, la seguridad o lo fácil que es viajar a dedo, sino porque hay escondidos entre sus paisajes lugares mágicos y acogedores en los que puedes quedarte a vivir sin notarlo. Uno de estos lugares queda en un pequeño pueblo, cerca de Otavalo, a unas tres horas al norte de Quito. Este pueblo se llama Iluman, de unas pocas cuadras de largo, se encuentra ubicado a las faldas del volcán Imbabura, o taita Imbabura, que da nombre a toda esta provincia en el Ecuador.
A unos 10 minutos de distancia a pie del pueblo están las cabañas. Pero no nos adelantemos. Hablemos primero de cómo llegamos allí.
Yo, por mi parte, soy apenas uno de los muchos afortunados que hemos encontrado este lugar que reposa entre maizales, lo encontré por una página llamada www.workaway.info, allí encontré el perfil del tio, José Cajas, y me llamó la atención, lo contacté y para mi sorpresa y alegría me respondió al cabo de uno o dos días y me invitó a visitarle.
La llegada no fue tan complicada como me imaginaba, al llamarle me recogieron y me recibieron con un delicioso almuerzo con arroz ensalada y tostado -maíz tostado-, que para mi dieta vegetariana no podía ser más ideal. No tardé en sentirme como en casa, y eso que apenas estábamos en el pueblo, en la casa familiar, aún no subíamos a la cabaña. Después de un rato subimos.
Las cabañas del tio son un proyecto que lleva un poco más de 6 meses y va avanzando conforme a la participación de quienes acá llegamos. En un pedazo de tierra con vista privilegiada y fértil como el más generoso imaginario de latinoamérica, se alza una casa de ladrillo con 4 amplias habitaciones, una sala-museo y una bodega, junto a esta la cocina y una construcción circular en barro y madera, a la cual acabamos de terminar de arreglarle el techo verde.
En la casa de al lado de la cabaña viven unos familiares de Jose y la Super Tía, la tía del José, una mujer de una nobleza y una fuerza que descrestan.
Esto es apenas un abrebocas de lo que es la experiencia en las cabañas del tío, hay caminatas a los volcanes cercanos, a las lagunas, el encuentro entre viajeros para compartir experiencias y saberes culinarios, noches de horno y café al aire libre, en fin, hay pocas formas de acercarse tan íntimamente a un espacio y hacer del viaje una experiencia vital, para agrandar la familia propia y hacerse parte de una mucho más grande.

No hay comentarios:

Publicar un comentario